A todos mis profesores
La música, como cualquier otra profesión artística, necesita de un larguísimo proceso de aprendizaje que comienza cuando alguien desea compartir su experiencia con quien necesita ampliar sus conocimientos. El rol de maestro queda pues ligado al de alumno compartiendo ambos los dos lados de una misma moneda que se materializa durante la enseñanza. Reflexionando acerca de esto, viene a mi memoria uno de mis grandes trabajos sinfónicos, el Concertino Op.34 para cuatro clarinetistas y tres grupos orquestales. Si os preguntáis qué relación une estas ideas, es que decidí dedicar esta ambiciosa composición a todos mis profesores.