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La reconocida marcha de procesión Nuestro Padre Jesús del compositor Emilio Cebrián en su versión para orquesta sinfónica de Javier Pérez Garrido ha sido elegida por Bailén TV para el montaje de su último vídeo. En este caso se trata de la recitación del poema "Al Abuelo de Jaén" por su propio autor, el escritor Francisco Antonio Linares Lucena.
Al Abuelo de Jaén.
Dedicado a Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Abuelo de Jaén y a su «Antigua, insigne y real» cofradía.
De noche se viste el cielo
en cristiana madrugada,
y resplandece a lo lejos
el destello en la mirada
de Jesús el Nazareno,
lucero en la noche clara,
y calla Jaén entero
y hasta los vientos se callan,
que es Jesús mismo quien pasa,
que cuando pasa el Abuelo,
Jaén entero se calla.
Y calla Jaén entero
cuando lo mira a la cara,
y enmudece el firmamento
en la ciudad plateada,
y enmudece en un momento
el clamor en multitud
del pueblo que quiere verlo,
al encontrarse a Jesús
a un pasico de ellos,
que porta triste una cruz,
y el aura mece los sueños,
aires del pueblo andaluz
que suavizan sus desvelos.
Renovadamente abril
a su lonja misma viene
y hasta parece decir
que el tiempo allí se detiene.
Y abrieron puertas por fin
para mostrarse a su gente
Jesús en su Camarín,
devoción del penitente,
emoción de los giennenses,
que un año más ante Ti
dichosos sueñan con verte;
que Jesús mismo está aquí,
y como hoy, desde siempre,
como tantas otras veces,
un Hombre en su Camarín
ante su pueblo aparece,
Dios mismo se nos ofrece,
Dios mismo quiere salir.
Y calla Jaén entero
al verlo desconsolado,
cargando con el madero
que recio agarran sus manos,
y a una voz los jaeneros
lo comienzan a aclamar,
y nadie puede explicarlo,
antes rugía el viento
y ahora toda una ciudad.
¡Qué pasión sus costaleros,
promitentes van llevando
a Jesús el Viernes Santo,
atravesando entre aplausos
el Arco de San Lorenzo,
hombres con fe van llorando,
hombros y pies del Abuelo!
¡Cuánta fe llevan por dentro
sus ocho miles de hermanos,
penitentes nazarenos
iluminando su paso
y clareando el cortejo!
¡Qué verdad la del misterio
de Aquel que vino a salvarnos,
y en su mensaje creemos
y en su palabra confiamos!
Cuenta una antigua leyenda
que aquí llegó un peregrino,
persona de muchos años,
que hizo un alto en su camino
allá por Puente la Sierra,
posada estaba buscando
para sus piernas alivio…,
y alivio para sus penas
fue que de noche esculpiera
una talla con sus manos,
de Cristo imagen tan bella,
nacida de aquel anciano
que talló una noche entera
a Jesús en la madera,
tronco de encina marcado
con el alma jaenera
y la brisa de sus campos
en tardes de primavera.
En este suelo, Dios mismo
posada quiso tener
y lugareño se hizo
del Barrio de la Merced,
y su sagrado cobijo
la Iglesia de San José.
Y nada fue como era,
según lo quiso el destino,
desde aquel día que vino
Nazareno a nuestra vera,
que a sus pies quedó la tierra
plantada con tus olivos,
y regados con su sangre
las veredas y caminos,
todo tu mar de olivares
que cultivaron los hijos
de Jaén, que fue su madre.
La tierra del Santo Reino,
bendecida por la Luna,
de aromas olivareros,
fragancias en noche pura,
cuando llegaste a nosotros,
te moldeó la figura
y reprodujo en tu rostro
el fulgor de la aceituna
y la quietud de sus troncos
para mostrar tu amargura.
Jaén, en campos de olivo,
Jaén, en mares de aceite,
sentires que van conmigo,
sagrado surco y simiente
que riega y acuna un río,
andaluz como su gente,
el que en Cazorla ha nacío.
Santo Reino que os reza
en sierra, montes y valles,
lentisco, jaras y adelfas,
regados por manantiales
con que saciaron la sed
y lucharon contra el hambre,
estirpe heroica en proeza
que a ambos pide con fe,
mi Virgen de la Cabeza
y al Abuelo de Jaén.
Y calla Jaén entero
al ver a Cristo pasar,
¡que viva siempre el Abuelo!
se escucha en la Madrugá.
Lo anuncia bello el acorde
bordeando la Catedral
y suenan sacros los sones
de don Emilio Cebrián,
clamor, plegaria, ovaciones
entre aplausos al sonar,
sonidos para la gloria
de una bendita ciudad,
cofradía con historia
«Antigua, insigne y real»,
Viernes Santo en la memoria
de Jaén y su olivar.
Y rompe el silencio, a la vez,
el fervor de los jaeneros,
un Cristo va con su cruz
y reza Jaén entero,
y calla entero Jaén,
y canta el jaenés de nuevo,
y se le postra a sus pies,
y hasta el alma pone en ello
cuando en la calle lo ve…,
y llora Jaén entero,
sendas cosas a la vez,
que viene Jesús Nazareno,
que llega el Cristo jaenés,
la pasión de los jaeneros,
giennense muestra de fe,
que va a pasar el Abuelo,
que viene el Señor de Jaén.
Francisco Antonio Linares Lucena